Salamanca
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Catedral

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El conjunto catedralicio de Salamanca Ofrece al visitante el singular tesoro de nueve siglos de historia y arte religioso, que puede ser contemplado en línea de perfecta continuidad. La Catedral constituye una parte fundamental de la ciudad de Salamanca, Patrimonio de la Humanidad, sin la cual es imposible comprenderla.

La Catedral Vieja

Dedicada a Santa María de la Sede, fue construida a lo largo de los siglos XII y XIII. Se presenta como un templo con planta basilical de tres naves y crucero desarrollado en planta y altura, conformando una cruz latina. De factura románica en su conjunto, el edificio se remata con bóvedas de transición al gótico. Entre los maestros que dirigieron la obra, los documentos conservados en el Archivo Catedral mencionan los siguientes: Florín de Pituenga, Casandro Romano, Alvar García, Pedro de la Obra, Juan el Pedrero, Sancho Pedro, Juan Franco o Petrus Petri. La portada principal Aunque ha perdido parte de su originario valor artístico tras una gran reforma sufrida en el siglo XVII por estar muy deteriorados sus elementos, en su interior conserva dos estatuas que jalonan el acceso, representando la escena de la Anunciación.

La Planta de la iglesia Mide 52 metros de larga, 9,20 m. de ancha y 16,70 m. de alta; y las naves laterales 50 x 5,50 x 11,20 metros respectivamente. A ellas corresponden, en lógica proporción, los tres ábsides de la Capilla Mayor y capillas laterales. La nave central Muestra un instante de transición al gótico, al estar cubierta con arcos apuntados y bóvedas de crucería, recibidas sobre soportes preparados para sostener en un primer momento una bóveda de cañón apuntado con arcos fajones, lo que obligó a la final introducción de otros elementos, como los mensulones en los que descansan los nervios, para acomodar adecuadamente la nueva solución. Los capiteles y repisas se hallan decoradas con figuras de personajes bíblicos, animales, decoración vegetal y mascarones. Las estatuas-nervio ubicadas sobre los mensulones de la bóveda son ejemplos singulares que destacan en el interior de la iglesia vieja.

La Catedral Nueva

La Catedral Nueva, adosada a la Vieja, se comenzó a construir en 1513, inaugurándose en agosto de 1733. En la promoción inicial intervinieron los Reyes Católicos, a petición del Cabildo Catedral, quien, con los obispos sucesivos, actuó siempre como principal promotor.

Entre los grandes maestros arquitectos que dirigieron las obras durante casi dos siglos y medio figuran, entre otros, Juan y Rodrigo Gil de Hontañón, Juan de Álava, Juan Setién Güemes, Pantaleón Pontón, los hermanos Churriguera y Juan de Sagarbinaga. Se comenzó a construir en estilo tardogótico y, aunque goza de la utilización de algunos otros estilos posteriores, conservará hasta el final una unidad estilística en este arte, impuesta y querida por el Cabildo. Se trata de una iglesia de planta rectangular, compuesta por tres naves y capillas hornacinas entre contrafuertes. Se cubre por bóvedas de crucería con terceletes y combados dibujando complejos y hermosos diseños estrellados, en los que brillan especialmente las claves. En el crucero se yergue un magnífico cimborrio formado por cuerpo ochavado sobre pechinas con monumentales relieves de los misterios marianos, sobrepasado por un luminoso tambor cilíndrico liberado merced a los amplios ventanales y cúpula semiesférica. En el exterior remata en una falsa linterna; fue finalizado por Juan Sagarbinaga en 1765.

La Iglesia recibe la luz de casi un centenar de vidrieras, procedentes originariamente de Flandes aquellas que muestran un episodio bíblico. En sus muros también se extienden dos galerías corridas, en dos alturas, numerosos medallones con bustos de profetas, evangelistas, personajes de las Sagradas Escrituras y doctores, y otros tantos escudos catedralicios con el búcaro de azucenas.

La catedral nueva se construyó entre 1513 y 1733 conservando la vieja. En un principio pensaron derruir ésta, aunque se impuso el criterio de mantenerla abierta al culto mientras se realizaba la construcción de la nueva. Al terminar las obras en el siglo XVIII, reconsideraron la idea de destruirla y por esa razón se conserva actualmente. No obstante, el muro sur de la Catedral Nueva se apoya sobre el muro norte de la vieja, que hubo de ser reforzado hacia el interior del antiguo templo, cuya nave lateral quedó parcialmente reducida con la nueva construcción. La torre de la nueva catedral se construyó sobre la torre de las campanas de la Catedral Vieja.

La idea de construir una catedral nueva surge en el siglo XV debido al aumento demográfico de la ciudad, especialmente por la fuerte atracción de la Universidad. Por tanto, la Catedral Vieja parecía en aquellos momentos «pequeña, oscura y baja». Contaban con el apoyo de Fernando el Católico, quien en 1509 ordenó a los arquitectos que habían trabajado en Toledo y Sevilla, Antón Egas y Alonso Rodríguez, que fueran a Salamanca para tomar traza del nuevo templo.

La catedral, tras diversas discusiones, se proyectó paralela a la vieja, realizada con piedra franca de Villamayor y en estilo gótico. Tiene planta rectangular, con tres naves y dos más de capillas hornacinas. En principio la cabecera había de terminar en girola y ábsides poligonales, pero finalmente se cambiaría el proyecto al actual, que remata el templo con una cabecera rectangular que hace una planta de salón. La primera piedra se puso en 1512, siendo obispo de Salamanca Francisco de Bobadilla.*

Durante casi todo el siglo XVII las obras estuvieron paradas y se retomaron de nuevo en el XVIII, hasta su finalización en 1733. La catedral sufrió los devastadores efectos del terremoto de Lisboa, que se produjo el 1 de noviembre de 1755, quedando todavía signos visibles en las grietas y vidrieras rotas. Después del terremoto hubo que rehacer la cúpula (por Juan de Sagarvinaga) y reforzar el campanario, que era más esbelto, muy semejante al de la catedral de Segovia. El campanario sufrió graves desperfectos durante el terremoto, llegando a inclinarse e incluso amenazar ruina. Tras consultar a varios arquitectos que recomendaron su demolición fue, finalmente, Baltasar Dreveton quien propuso zuncharla con 8 cadenas tensadas y forrarla con piedra en forma de talud llegando hasta el cuerpo de campanas (unos 40 metros desde el suelo2​). De la dirección de esta obra se encarga Jerónimo García de Quiñones con Manuel de los Ríos. Así puede contemplarse actualmente, forrada de piedras e inclinada hacia uno de sus lados por efecto del terremoto de Lisboa. Actualmente esta catástrofe se recuerda con la tradición del «Mariquelo» el 31 de octubre.


Fachada actual de la catedral vieja, en la parte posterior de la torre de la catedral nueva. Esta torre se construyó sobre el antiguo campanario de la catedral vieja. En ella es visible todavía una grieta originada por el terremoto de Lisboa de 1755
Hacia 1812 el ejército de ocupación francés derribó la manzana de casas situada al norte de la catedral, creando la actual plaza de Anaya y poniendo de relieve la fachada norte, no preparada para la exhibición y poco agraciada. Este hecho ha provocado que las fotos más conocidas de la catedral sean tomadas desde este lado, haciendo olvidar la fachada principal, mucho más interesante pero situada en una calle estrecha y sin suficiente amplitud para obtener buenas fotografías.

En 1887 el templo fue declarado Monumento Nacional y en 1999 Entorno de Protección.
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Precio visita libre
  • Individual (Incluida Audioguía. ENTRADA GRATUITA: Martes de 16:00 a 18:00 (último acceso: 17:00) ) - 10.00 €
  • Niños familia numerosa - 6.00 €
  • Desempleados - 6.00 €
  • Adultos familia numerosa - 9.00 €
  • Discapacitados
    • Discapacidad entre 33%-64% - 9.00 €
    • Discapacidad mayor 64% - 0.00 €
  • Peregrinos - 9.00 €
  • Grupos escolares - 7.00 €
  • Grupos (Número mínimo: 20) - 7.00 €
  • Niños (Edad máxima: 6) - 0.00 €
  • Estudiantes (Tener una edad comprendida entre los 17 y los 30 años) - 9.00 €
  • Mayores 65 - 9.00 €
  • Clero - 0.00 €
  • Naturales diocesis salamanca - 0.00 €