Cielo de Salamanca
25 minutos
El Cielo de Salamanca1es una pintura mural atribuida a Fernando Gallego2 que se corresponde con la tercera parte de la decoración de la bóveda de la antigua Biblioteca de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca. La pintura es una representación astrológica (signos, constelaciones, el Sol y Mercurio) de parte de la bóveda celeste, siguiendo la iconografía del Poeticon Astronomicon1.
Arte y Astronomía en la Bóveda de la Antigua Biblioteca Universitaria
Si, al decir de Borges, “somos nuestra memoria”, la Universidad de Salamanca está llena de recuerdos cristalizados en obras, como la Bóveda astrológica de su Antigua Biblioteca, que son las que permanecen y dan consistencia a su historia.
La Universidad, con el objetivo de difundir su patrimonio y profundizar en su conocimiento, ha querido realizar esta exposición sobre el conocido popularmente como El Cielo de Salamanca, término acuñado en 1951 por Rafael Láinez Alcalá, catedrático de Historia del Arte de esta Universidad.
Es una original obra realizada por una de las más fuertes y singulares personalidades de nuestra pintura gótica, Fernando Gallego (1440-1507), quien quiso expresar en ella una visión luminosa de la noche misma, pintar el cielo estrellado a la luz del día, haciendo visible lo invisible.
Salamanca fue escenario del importante avance que tuvo lugar en el arte español avanzado el siglo XV, pues en su Biblioteca se proyectó una iconografía innovadora, de una gran modernidad, distinta por completo a lo que a la sazón podía verse en España.
Esta exposición aspira a cumplir con el objetivo de evocar e ilustrar un brillante pasado, en un momento en el que surge esta sorprendente obra pictórica, en la década de 1480, llamada a convertirse en el simbólico gozne que facilita el cierre de un periodo y la apertura de otro: cuando la cátedra de Astrología adquirió un relevante protagonismo, actuando como puente entre la tradición medieval y el desarrollo de la ciencia renacentista en la misma Universidad de Salamanca.
La muestra se desarrolla en tres salas de exposiciones situadas en el Patio de Escuelas Menores de la Universidad de Salamanca, permitiendo el recorrido la contemplación de la obra conservada, su interpretación y análisis, y finalmente el desglose de los elementos que componen El Cielo de Salamanca.
El impacto visual de estas imágenes fue resaltado por el siciliano Lucio Marineo Sículo, profesor del Estudio salmantino, a finales del siglo XV, al considerar que eran valoradas “con el mayor gusto que pueda caber por parte de los que las miran”.
Esto es lo que ahora también se pretende, y que el visitante pueda sentir al finalizar su recorrido cómo, evocando la expresión de nuestro romancero, “el Cielo en la tierra cabe”.
Arte y Astronomía en la Bóveda de la Antigua Biblioteca Universitaria
Si, al decir de Borges, “somos nuestra memoria”, la Universidad de Salamanca está llena de recuerdos cristalizados en obras, como la Bóveda astrológica de su Antigua Biblioteca, que son las que permanecen y dan consistencia a su historia.
La Universidad, con el objetivo de difundir su patrimonio y profundizar en su conocimiento, ha querido realizar esta exposición sobre el conocido popularmente como El Cielo de Salamanca, término acuñado en 1951 por Rafael Láinez Alcalá, catedrático de Historia del Arte de esta Universidad.
Es una original obra realizada por una de las más fuertes y singulares personalidades de nuestra pintura gótica, Fernando Gallego (1440-1507), quien quiso expresar en ella una visión luminosa de la noche misma, pintar el cielo estrellado a la luz del día, haciendo visible lo invisible.
Salamanca fue escenario del importante avance que tuvo lugar en el arte español avanzado el siglo XV, pues en su Biblioteca se proyectó una iconografía innovadora, de una gran modernidad, distinta por completo a lo que a la sazón podía verse en España.
Esta exposición aspira a cumplir con el objetivo de evocar e ilustrar un brillante pasado, en un momento en el que surge esta sorprendente obra pictórica, en la década de 1480, llamada a convertirse en el simbólico gozne que facilita el cierre de un periodo y la apertura de otro: cuando la cátedra de Astrología adquirió un relevante protagonismo, actuando como puente entre la tradición medieval y el desarrollo de la ciencia renacentista en la misma Universidad de Salamanca.
La muestra se desarrolla en tres salas de exposiciones situadas en el Patio de Escuelas Menores de la Universidad de Salamanca, permitiendo el recorrido la contemplación de la obra conservada, su interpretación y análisis, y finalmente el desglose de los elementos que componen El Cielo de Salamanca.
El impacto visual de estas imágenes fue resaltado por el siciliano Lucio Marineo Sículo, profesor del Estudio salmantino, a finales del siglo XV, al considerar que eran valoradas “con el mayor gusto que pueda caber por parte de los que las miran”.
Esto es lo que ahora también se pretende, y que el visitante pueda sentir al finalizar su recorrido cómo, evocando la expresión de nuestro romancero, “el Cielo en la tierra cabe”.
Precio visita libre
- Individual - 0.00 €
Planetas
Sol
El Sol -al que en Astrología se le considera el planeta más importante del horóscopo- el Helios griego, se nos muestra como un joven imberbe, coronado de rayos, e indumentaria típicamente gótica, tanto por su diseño como por la disposición de los pliegues. Va montado en una cuadriga tirada por tres caballos blancos y uno negro, que cabalgan impetuosamente en sentido ascendente y que le permiten cruzar el horizonte cada día desde el alba hasta el ocaso. Porta el cetro en la mano derecha, mientras que con la izquierda agarra las riendas. El Sol se dirige a su casa diurna, Leo, al que se ha efigiado en la rueda del carro, en actitud triunfante.
Mercurio
Mercurio, al ser el planeta más cercano al Sol, figura a la derecha de éste, con menor tamaño, en la marcha a través del espacio cósmico, camino de su morada nocturna, que es Virgo. Se nos ofrece en un carro tirado por dos águilas y junto a sus moradas diurna (Géminis, los dos gemelos expertos en el manejo de las armas: Cástor y Pólux, hijos de Zeus y Leda), y nocturna (Virgo), a las que se ha representado en las dos ruedas visibles. Mercurio porta el consabido caduceo, atributo de su misión conciliadora de embajador, y exhibe sobre su pecho una brillante estrella. Los romanos le pusieron el nombre de “mensajero de los dioses”, porque se movía más rápido que los demás planetas. Se le tiene asimismo como patrón de la ciencia, por ser este planeta el que astrológicamente concede la inteligencia.
Sol
El Sol -al que en Astrología se le considera el planeta más importante del horóscopo- el Helios griego, se nos muestra como un joven imberbe, coronado de rayos, e indumentaria típicamente gótica, tanto por su diseño como por la disposición de los pliegues. Va montado en una cuadriga tirada por tres caballos blancos y uno negro, que cabalgan impetuosamente en sentido ascendente y que le permiten cruzar el horizonte cada día desde el alba hasta el ocaso. Porta el cetro en la mano derecha, mientras que con la izquierda agarra las riendas. El Sol se dirige a su casa diurna, Leo, al que se ha efigiado en la rueda del carro, en actitud triunfante.
Mercurio
Mercurio, al ser el planeta más cercano al Sol, figura a la derecha de éste, con menor tamaño, en la marcha a través del espacio cósmico, camino de su morada nocturna, que es Virgo. Se nos ofrece en un carro tirado por dos águilas y junto a sus moradas diurna (Géminis, los dos gemelos expertos en el manejo de las armas: Cástor y Pólux, hijos de Zeus y Leda), y nocturna (Virgo), a las que se ha representado en las dos ruedas visibles. Mercurio porta el consabido caduceo, atributo de su misión conciliadora de embajador, y exhibe sobre su pecho una brillante estrella. Los romanos le pusieron el nombre de “mensajero de los dioses”, porque se movía más rápido que los demás planetas. Se le tiene asimismo como patrón de la ciencia, por ser este planeta el que astrológicamente concede la inteligencia.
Constelaciones australes
Hidra
Hija de Tifón y de Equidna, representada como una gran serpiente, pero sin mostrar las siete cabezas presentes en el modelo mitológico; mide más de 7 metros de longitud, y se nos ofrece plagada de estrellas, a la vez que une a CORVUS (Cuervo) y CRATER (Orza o Vaso).
Junto a Hidra se despliega un esbelto árbol ROBUR (Roble), al no representar, en este caso, a ninguna constelación, carece de estrellas.
La razón de su presencia aquí, se fundamenta en el árbol que aparece en la fábula del cuervo, la hidra y la crátera en los Catasterismos (Transformación en estrellas), de Eratóstenes de Cirene (ca.273-192 a.C.), matemático astrónomo, geógrafo y director de la famosa biblioteca de Alejandría.
Centauro
Se relaciona con Quirón, el centauro hijo de Cronos y Philyra, engendrado antes de que estos se transformaran en caballos. Quirón devino el más sabio de sus congéneres y famoso médico y preceptor de algunos de los más destacados héroes, como Jasón y Aquiles. Se dice que fue herido casualmente por una de las flechas de Hércules, intoxicada con la sangre de la Hidra. Apiadado de él Zeus lo puso en el cielo realizando un sacrificio, por lo que lleva a la Fiera en la mano para inmolarla en el altar al que se dirige. La penetrante mirada del Centauro, así como sus negros cabellos rizosos, no son extraños a los de otros tipos humanos presentes en la obra religiosa de Gallego.
Ara
Se sitúa junto a Centauro con las llamas crepitantes, dispuesto sobre un cuerpo de diseño gótico ornado con arcos trilobulados y un basamento, en el que se ha colocado la consabida inscripción, con grafía de raigambre clásica, como habitualmente hace Gallego.
Corona austral
Aunque de ordinario se la relaciona con la corona de Sagitario, no tenemos un mito para su caracterización. Se la vincula al dios Dionisos, hijo de Sémele, a quien Zeus había elegido como amante mortal.
Hidra
Hija de Tifón y de Equidna, representada como una gran serpiente, pero sin mostrar las siete cabezas presentes en el modelo mitológico; mide más de 7 metros de longitud, y se nos ofrece plagada de estrellas, a la vez que une a CORVUS (Cuervo) y CRATER (Orza o Vaso).
Junto a Hidra se despliega un esbelto árbol ROBUR (Roble), al no representar, en este caso, a ninguna constelación, carece de estrellas.
La razón de su presencia aquí, se fundamenta en el árbol que aparece en la fábula del cuervo, la hidra y la crátera en los Catasterismos (Transformación en estrellas), de Eratóstenes de Cirene (ca.273-192 a.C.), matemático astrónomo, geógrafo y director de la famosa biblioteca de Alejandría.
Centauro
Se relaciona con Quirón, el centauro hijo de Cronos y Philyra, engendrado antes de que estos se transformaran en caballos. Quirón devino el más sabio de sus congéneres y famoso médico y preceptor de algunos de los más destacados héroes, como Jasón y Aquiles. Se dice que fue herido casualmente por una de las flechas de Hércules, intoxicada con la sangre de la Hidra. Apiadado de él Zeus lo puso en el cielo realizando un sacrificio, por lo que lleva a la Fiera en la mano para inmolarla en el altar al que se dirige. La penetrante mirada del Centauro, así como sus negros cabellos rizosos, no son extraños a los de otros tipos humanos presentes en la obra religiosa de Gallego.
Ara
Se sitúa junto a Centauro con las llamas crepitantes, dispuesto sobre un cuerpo de diseño gótico ornado con arcos trilobulados y un basamento, en el que se ha colocado la consabida inscripción, con grafía de raigambre clásica, como habitualmente hace Gallego.
Corona austral
Aunque de ordinario se la relaciona con la corona de Sagitario, no tenemos un mito para su caracterización. Se la vincula al dios Dionisos, hijo de Sémele, a quien Zeus había elegido como amante mortal.