Ieronimus. Torres de la Catedral
1 hora
Ieronimus es el nombre latino de Don Jerónimo de Périgueux (1060?-1120), uno de los más célebres obispos españoles de origen francés, figura clave de la Reconquista, capellán del Cid Campeador y obispo de Valencia, que fue destinado a Salamanca cuando se restableció la diócesis en 1102, en los días de su repoblación cristiana por el conde Raimundo de Borgoña y doña Urraca.
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Las Torres de la Catedral son uno de los símbolos más importantes de Salamanca. Desde la distancia, definen su perfil, el horizonte; y de cerca, con sus 110 metros de altura, dominan la ciudad. Un recorrido por su interior ofrece la oportunidad de conocer la historia de su construcción, profundizando en sus 900 años de arte e historia a través de la exposición documental "Ieronimus".
Un recorrido por las torres de la catedral, entre almenas, pináculos y gárgolas, permite contemplar la Catedral Vieja y su maravilloso retablo; la Catedral Nueva desde su triforio; la ciudad desde una posición privilegiada; y la vega del río Tormes. Una perspectiva única, un verdadero descubrimiento y una nueva aportación de la Catedral a la ciudad.
Precio visita libre
- Individual - 4.00 €
- Grupos (Número mínimo: 20) - 3.50 €
- Niños (Edad máxima: 14) - 5.00 €
Precio visita nocturna
- Individual - 10.00 €
Desde el suelo hasta la Cámara de la Campana, a través de diversas salas, pasadizos, terrazas y miradores.
Sala de las Mazmorras. Esta es la primera sala del recorrido por las Torres de la Catedral. Antiguamente la cámara de la prisión, era completamente inaccesible desde el exterior. La puerta se abrió en 1614 para permitir el acceso a las torres al personal de la Catedral, que la convirtió en parte de sus aposentos.
Sala del Carcelero. Esta pequeña habitación posiblemente sirvió como cuarto de guardia para la mazmorra, de ahí su nombre. Antes de la restauración, esta sala albergaba un aseo utilizado por las familias que vivían en la Torre. Se encuentra a medio camino entre la escalera que conduce al interior de la Catedral Vieja y la escalera que baja a la Sala de las Mazmorras.
Sala de las Mazmorras. Esta es la primera sala del recorrido por las Torres de la Catedral. Antiguamente la cámara de la prisión, era completamente inaccesible desde el exterior. La puerta se abrió en 1614 para permitir el acceso a las torres al personal de la Catedral, que la convirtió en parte de sus aposentos.
Sala del Carcelero. Esta pequeña habitación posiblemente sirvió como cuarto de guardia para la mazmorra, de ahí su nombre. Antes de la restauración, esta sala albergaba un aseo utilizado por las familias que vivían en la Torre. Se encuentra a medio camino entre la escalera que conduce al interior de la Catedral Vieja y la escalera que baja a la Sala de las Mazmorras.
Cristo Pectoral del Cid Siglo XI. Madera y esmalte. El crucifijo es de cobre dorado con un sudario esmaltado en blanco y azul. Pertenece al estilo románico de la Escuela de Limoges. Fue donado a la Catedral de Salamanca por Martín López de Hontiveros el 23 de diciembre de 1647. Según la tradición, El Cid lo portó en batalla.
Instrumentos de Viento Renacentistas Chirimías. Hacia 1530. Madera de arce.
Pertenecen a la Capilla de Música de la Catedral de Salamanca y, en conjunto, forman una de las colecciones más completas que se conservan en Europa.
Instrumentos de Viento Renacentistas Chirimías. Hacia 1530. Madera de arce.
Pertenecen a la Capilla de Música de la Catedral de Salamanca y, en conjunto, forman una de las colecciones más completas que se conservan en Europa.
Ieronimus es el origen de la exposición porque:
Marca el inicio de más de 900 años de arte e historia de la Catedral de Salamanca.
Recibió el encargo de construir la Iglesia de Santa María (Catedral Vieja), iniciando así una larga trayectoria que ha convertido a Salamanca en una ciudad única por contar con dos catedrales: la Catedral Vieja, construida entre los siglos XII y XV, y la Catedral Nueva, erigida entre los siglos XVI y XVIII.
Trajo consigo, en su traslado de la Sede Episcopal de Valencia a la de Salamanca, los documentos más antiguos del Archivo Catedralicio de Salamanca: las donaciones del Cid Campeador en 1098 y de doña Jimena en 1101, y el famoso «Cristo de las Batallas», objeto de la más fervorosa devoción de los salmantinos a lo largo de su historia, y hoy venerado en la capilla que lleva su nombre en la cabecera de la Catedral Nueva.