Salamanca
Salamanca

CUEVA DE SALAMANCA

20 minutos
No local conhecido como La Cueva de Salamanca estão preservados os vestígios da igreja medieval de San Cebrián, construída no século XII ao lado da Cerca Vieja. Segundo a lenda, na cripta desta igreja o diabo transmitiu magia negra.
História, mitos e vestígios arqueológicos convergem neste lugar icónico. À entrada da Caverna de Salamanca, um cartaz dá as boas-vindas ao visitante, alertando-o de que se encontra num espaço mergulhado em mistérios e lendas: "Ao lado da Cidade Velha, à beira da cidade velha, entre o sonho e a realidade, entre a tradição e o despertar, assentam-se as raízes da Caverna de Salamanca. Representação do proibido e do enigmático refúgio de figuras misteriosas que só a passagem do tempo iluminou. Inspiração literária de Cervantes, Alarcón e Rojas."


Quais são os vestígios e ruínas que contemplamos neste local? Ao atravessar a cerca que delimita o recinto, mergulhamos na cripta de uma igreja medieval, conhecida como San Cebrián ou San Ciprián. Mais tarde, vemos um fragmento da antiga muralha medieval, e ao fundo fica uma torre, conhecida como a Torre do Marquês de Villena.

Ao longo dos séculos, tanto a tradição oral quanto a literatura geraram múltiplas lendas em torno deste lugar, até transformá-lo em um local mítico. Há numerosas versões da famosa lenda da Caverna de Salamanca; alguns até mesmo traçam sua origem ao mítico Hércules.


Diz-se que na Caverna de Salamanca o sacristão da igreja, Clemente Potosí, ensinava aulas de necromancia. De acordo com alguns relatos, este sacristão não era outro senão o próprio diabo disfarçado de sacristão. No escuro da noite, ele ensinou magia negra a sete estudantes durante um período de sete anos. No final deste tempo, um deles teve que ficar na caverna para servi-lo para a vida como pagamento pelo conhecimento adquirido. Enquanto alguns afirmam que o escolhido foi decidido por sorteio, outros acreditam que o diabo escolheu o estudante mais beneficiado. Em uma ocasião, o infeliz foi Henrique de Aragão, Marquês de Villena. Graças às artes mágicas aprendidas, ele conseguiu se esconder em um enorme frasco dentro da cripta. Quando o sacristão voltou, ele acreditava que Don Enrique tinha fugido, e, em sua perplexidade, esqueceu-se de fechar a porta. Isto permitiu que o Marquês escapasse, embora a um custo elevado: Ele perdeu a sombra, sendo marcado para a vida como um seguidor do diabo.
Los vestigios de la Iglesia de San Cebrián (o San Ciprián) se encuentran en la Cuesta de Carvajal, en la ladera que desciende desde el Teso de las Catedrales hacia el Arroyo de Santo Domingo. Este templo estaba ubicado dentro del trazado de la primera muralla medieval, formando parte de su estructura. Su ábside destacaba como un cubo defensivo que protegía la entrada a la ciudad por el Postigo de San Ciprián.

La Iglesia fue fundada por los repobladores francos, a mediados del siglo XII, en la zona del Azogue Viejo. Se sitúa detrás de la catedral, en lo que con el tiempo pasó a ser el barrio de los canónigos. No se puede descartar que su dedicación a San Cipriano indique la existencia de antiguos ritos mágicos en el lugar, previos al cristianismo. San Cipriano de Antioquía, mago y nigromante antes de convertirse al cristianismo, acabaría siendo venerado como protector contra todo tipo de maleficios.

Isabel la Católica ordenó tapiar sus muros cuando supo que en el lugar se practicaban ritos ocultos. La parroquia fue suprimida en el siglo XVI y su piedra utilizada para la construcción de la Catedral Nueva. En su memoria, se colocó en la plazuela una cruz con la estatua de San Cebrián, acompañada de una inscripción que rezaba: "Esta fue la iglesia de San Cebrián". Actualmente, dicha cruz se encuentra en el cementerio de San Carlos Borromeo. Recientemente, en 2025, el escultor Oscar Alvariño ha realizado una reproducción de la cruz, que ha sido colocada en su emplazamiento original. Tras la destrucción de la iglesia la cripta sirvió de trastero a un palacio próximo; posteriormente fue utilizada como almacén de una panadería e incluso fue carbonería.

A principios de la década de 1990, este espacio fue excavado y restaurado, abriéndose al público en 1993. Desde entonces, se ha consolidado como una zona arqueológica de gran interés, que alberga la emblemática Torre de Villena, un tramo de la histórica Cerca Vieja y la enigmática Cueva de Salamanca. Al otro lado de la calle se encuentra el Centro de interpretación de las murallas," Salmantica Castrorum", donde puede verse in situ importantes restos de la muralla castreña y de la cerca medieval.

LA CUEVA DE SALAMANCA EN LA LITERATURA
La legendaria Cueva de Salamanca ha dejado una profunda huella en la literatura, convirtiéndose en fuente de inspiración para grandes escritores. Cervantes le dedicó un entremés, Ruiz de Alarcón escribió una comedia sobre ella y Quevedo la mencionó en sus textos, haciéndose eco de la misteriosa aventura del Marqués de Villena. En 1733, el portugués Botello de Moraes imaginó un relato fantástico en Las cuevas de Salamanca, y hasta Walter Scott la incluyó en su poesía, evocando a un mago cuyo poder alcanzaba a hacer sonar las campanas de Nôtre Dame cuando movía su barita mágica. La cueva volverá a tener protagonismo en "El manuscrito de Piedra" de Luís García Jambrina.

La historia de la cueva traspasó fronteras. En algunos lugares de Hispanoamérica se denominan "Salamancas" a las cuevas habitadas por brujas y seres demoníacos. Y así lo recoge Unamuno cuando dice: "De la vieja leyenda nigromántica y alquímica de esta ciudad, de lo que ha hecho que el nombre de Salamanca signifique lo que significa en apartados rincones de esa tierra americana –¡la Salamanca!-, de ésa, ¿qué he de deciros?. Aún discuten aquí dónde se encontraban las famosas cuevas en que el marqués de Villena se dedicaba a sus brujerías y encantamientos”.
Ler mais
Cultural
Educativo
Religioso
Urbano