Salamanca
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CUEVA DE SALAMANCA

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In the place known as La Cueva de Salamanca are preserved the vestiges of the medieval church of San Cebrián, built in the twelfth century next to the Cerca Vieja. According to legend, in the crypt of this church the devil imparted black magic.
History, myths and archaeological remains converge in this iconic place. At the entrance of the Cave of Salamanca, a poster welcomes the visitor, warning that it is in a space steeped in mystery and legends: "Next to the Old Town, on the edge of the old city, between dream and reality, between tradition and awakening, the roots of the Cave of Salamanca are settled. Representation of the forbidden and the enigmatic, refuge of mysterious figures that only the passage of time has illuminated. Literary inspiration from Cervantes, Alarcón and Rojas."


What are the remains and ruins that we contemplate in this place? When crossing the fence that delimits the enclosure, we immerse ourselves in the crypt of a medieval church, known as San Cebrián or San Ciprián. Later, we see a fragment of the old medieval wall, and in the background stands a tower, known as the Tower of the Marquis of Villena.


Over the centuries, both oral tradition and literature have generated multiple legends around this place, until turning it into a mythical site. There are numerous versions of the famous legend of the Cave of Salamanca; some even trace their origin to the mythical Hercules.


It is said that in the Cave of Salamanca the sacristan of the church, Clemente Potosí, taught necromancy classes. According to some accounts, this sacristan was none other than the devil himself disguised as a sacristan. In the dark of night, he taught black magic to seven students over a seven-year period. At the end of this time, one of them had to stay in the cave to serve him for life as payment for the knowledge acquired. While some claim that the chosen one was decided by lot, others believe that the devil selected the most advantaged student. On one occasion, the unfortunate was Henry of Aragon, Marquis of Villena. Thanks to the magical arts learned, he managed to hide in a huge jar inside the crypt. When the sacristan returned, he believed that Don Enrique had fled, and, in his bewilderment, forgot to close the door. This allowed the Marquis to escape, albeit at a high cost: He lost his shadow, being marked for life as a follower of the devil.
Los vestigios de la Iglesia de San Cebrián (o San Ciprián) se encuentran en la Cuesta de Carvajal, en la ladera que desciende desde el Teso de las Catedrales hacia el Arroyo de Santo Domingo. Este templo estaba ubicado dentro del trazado de la primera muralla medieval, formando parte de su estructura. Su ábside destacaba como un cubo defensivo que protegía la entrada a la ciudad por el Postigo de San Ciprián.

La Iglesia fue fundada por los repobladores francos, a mediados del siglo XII, en la zona del Azogue Viejo. Se sitúa detrás de la catedral, en lo que con el tiempo pasó a ser el barrio de los canónigos. No se puede descartar que su dedicación a San Cipriano indique la existencia de antiguos ritos mágicos en el lugar, previos al cristianismo. San Cipriano de Antioquía, mago y nigromante antes de convertirse al cristianismo, acabaría siendo venerado como protector contra todo tipo de maleficios.

Isabel la Católica ordenó tapiar sus muros cuando supo que en el lugar se practicaban ritos ocultos. La parroquia fue suprimida en el siglo XVI y su piedra utilizada para la construcción de la Catedral Nueva. En su memoria, se colocó en la plazuela una cruz con la estatua de San Cebrián, acompañada de una inscripción que rezaba: "Esta fue la iglesia de San Cebrián". Actualmente, dicha cruz se encuentra en el cementerio de San Carlos Borromeo. Recientemente, en 2025, el escultor Oscar Alvariño ha realizado una reproducción de la cruz, que ha sido colocada en su emplazamiento original. Tras la destrucción de la iglesia la cripta sirvió de trastero a un palacio próximo; posteriormente fue utilizada como almacén de una panadería e incluso fue carbonería.

A principios de la década de 1990, este espacio fue excavado y restaurado, abriéndose al público en 1993. Desde entonces, se ha consolidado como una zona arqueológica de gran interés, que alberga la emblemática Torre de Villena, un tramo de la histórica Cerca Vieja y la enigmática Cueva de Salamanca. Al otro lado de la calle se encuentra el Centro de interpretación de las murallas," Salmantica Castrorum", donde puede verse in situ importantes restos de la muralla castreña y de la cerca medieval.

LA CUEVA DE SALAMANCA EN LA LITERATURA
La legendaria Cueva de Salamanca ha dejado una profunda huella en la literatura, convirtiéndose en fuente de inspiración para grandes escritores. Cervantes le dedicó un entremés, Ruiz de Alarcón escribió una comedia sobre ella y Quevedo la mencionó en sus textos, haciéndose eco de la misteriosa aventura del Marqués de Villena. En 1733, el portugués Botello de Moraes imaginó un relato fantástico en Las cuevas de Salamanca, y hasta Walter Scott la incluyó en su poesía, evocando a un mago cuyo poder alcanzaba a hacer sonar las campanas de Nôtre Dame cuando movía su barita mágica. La cueva volverá a tener protagonismo en "El manuscrito de Piedra" de Luís García Jambrina.

La historia de la cueva traspasó fronteras. En algunos lugares de Hispanoamérica se denominan "Salamancas" a las cuevas habitadas por brujas y seres demoníacos. Y así lo recoge Unamuno cuando dice: "De la vieja leyenda nigromántica y alquímica de esta ciudad, de lo que ha hecho que el nombre de Salamanca signifique lo que significa en apartados rincones de esa tierra americana –¡la Salamanca!-, de ésa, ¿qué he de deciros?. Aún discuten aquí dónde se encontraban las famosas cuevas en que el marqués de Villena se dedicaba a sus brujerías y encantamientos”.
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